Evolución de los medios
de comunicación: De la Imprenta a la TV.
Desde que el hombre es hombre ha experimentado la necesidad de comunicarse
con sus semejantes. El carácter más complejo de las sociedades lo
ha llevado, a lo largo de su historia, a buscar la manera de encontrar
soluciones para expandir los límites de las comunicaciones.
Herbert Marshall McLuhan -profesor de literatura y teórico de la comunicación-
fue quien expresó que "el medio es el mensaje". Además consideraba
que los medios de comunicación de masas son "prolongaciones tecnológicas
del sistema nervioso".
No son ajenas tampoco, en el mundo de la prensa, sus advertencias
acerca de la relación entre la gente y los medios. Quienes analizan
el camino transitado por McLuhan dicen que para él había dos grandes
etapas en la historia del mundo: la civilización arcaica y la de la
escritura, caracterizadas, respectivamente por la comunicación verbal
y por la escrita; y ambas superadas por la revolución tecnológica
en la comunicación audiovisual, que convertiría al mundo en una aldea
global y a la humanidad en una tribu planetaria.
"Si los medios de comunicación de masas -razonaba McLuhan- hacen posible
el fin de la escisión de los hombres y la reconstrucción de la familia
humana, es para la sociedad una tarea urgente el aprendizaje del control
de esos mismos medios antes de que los mismos la destruyan". Supo
ver que los medios electrónicos, particularmente la televisión, producirían
un impacto tan tremendo al punto de superar el material comunicado.
Vio a la distancia, su enorme poder. (McLuhan, 1995, pág. 63).
Lo que hoy llamamos genéricamente prensa -y cuyo desarrollo muchos
suelen emparentar con Gutenberg y su imprenta- tiene, sin embargo,
raíces más profundas. Desde el fondo de los tiempos, de un modo u
otro, la información siempre estuvo asociada al poder. Hacia el siglo
V a.C., en la antigua Roma eran conocidas las acta diurna, manuscritos
propagandísticos que eran colocados en el Foro y que anunciaban importantes
acontecimientos políticos y sociales de interés popular. En la Edad
Media habrían de aparecer los primeros folletos informativos, como
los avvisi venecianos o los Zeitungen alemanes, que brindaban información
económica y comercial. Los corantos holandeses tuvieron mayor importancia
al difundir noticias corrientes, que no tardarían en extenderse por
toda Europa.
Desde el inicio de la comunicación de masas, en el Renacimiento, han
existido teorías básicas sobre la prensa y su poder. En el libro "Cuatro
teorías sobre la prensa", de Fred Siebert y Theodore Peterson, se
dice que la más antigua es la autoritaria. Los autores así lo explican:
"Comenzó a existir en el clima autoritario de fines del Renacimiento,
poco después de la invención de la imprenta. En esa sociedad se creía
que la verdad no era el producto de la gran masa del pueblo, sino
el de unos pocos hombres sabios que se encontraban en posición de
guiar y conducir a sus semejantes. Así, se pensaba que la verdad estaba
radicada cerca del centro del poder. La prensa, por lo tanto, funcionaba
desde arriba hacia abajo. Los gobernantes de la época empleaban a
la prensa para informar a la gente acerca de lo que los gobernantes
pensaban que la gente debía saber, y de las políticas que los gobernantes
creían que la gente debía apoyar (...) Resulta obvio destacar que
este concepto eliminaba lo que en nuestra época ha llegado a ser una
de las funciones más comunes de la prensa: controlar al gobierno".
La teoría libertaria, por su lado, viene a modificar la posición relativa
del hombre y el Estado. Este nuevo enfoque, incipiente en las postrimerías
del siglo XVII, comenzó a tomar forma en el XVIII y terminó por instalarse
en el XIX. No por casualidad coincidió con la aparición -en Francia,
a mediados del S. XVIII- de un nuevo término que habría de convertirse
en uno de los más celosos mandamientos de la prensa y los medios de
comunicación: opinión pública.
"En la teoría libertaria -señalan Siebert y Peterson- la prensa no
es un instrumento de gobierno, sino un recurso para presentar pruebas
y argumentos sobre la base de lo que la gente puede controlar al gobierno
y decidirse sobre su política. Por tanto, resulta imperativo que la
prensa esté libre del control y de la influencia gubernamentales.
Para que pueda surgir la verdad tienen que escucharse todas las ideas;
debe existir un mercado libre de ideas e información. Tanto las minorías
como las mayorías, los débiles como los fuertes, deben tener acceso
a la prensa".
Si la imprenta fue decisiva en la difusión de la Reforma luterana,
el periodismo no iba a serlo menos en las revoluciones europeas de
1789 a 1917. El abate Sieyes lo observó al comenzar esta era: "La
prensa -dijo- ha cambiado el destino de Europa y cambiará el del mundo.
La prensa es, para los inmensos espacios de hoy, lo que la voz del
orador en las plazas públicas de Atenas y de Roma".
La prensa ha ido modificando su participación frente a la sociedad,
frente a la opinión pública, a un ritmo proporcional al desarrollo
tecnológico de los medios. Pero se dirá, también, que el papel del
periodista de estos tiempos ha ido mutando notablemente en muchos
países y, particularmente, en el nuestro, casi a la par de la presión
social (se le exige ya no sólo información, sino que, simultáneamente,
actúe como policía, fiscal, testigo y juez) y a la llamada batalla
de los medios (Vietnam fue la primera guerra de medios de comunicación
social de toda la historia, y la CNN, aferrada a sus cámaras, celebró
su liderazgo en la cobertura de la Guerra del Golfo), esto es, la
fundación de poderosas corporaciones empresariales o multimedios.
En nuestro país, la Asociación para la Defensa del Periodismo Independiente
expresó en un informe lo siguiente: "El surgimiento de grandes empresas
de medios de comunicación no es algo negativo. Por el contrario, la
abundancia de recursos y la especialización pueden contribuir a un
mayor desarrollo de la capacidad informativa, como de hecho ha venido
ocurriendo desde la privatización de los canales de televisión a principios
de esta década. No es ése el problema. Mientras una oferta diversificada
asegura la competencia y el pluralismo en la prensa escrita, la situación
es distinta en los medios audiovisuales. En los canales de aire de
difusión nacional la concentración ha cobrado un impulso inusitado
gracias, en parte, a la ausencia de una ley específica. En el ámbito
de los canales de cable hay grupos que participan -o controlan la
totalidad- de la oferta de alcance nacional. Es precisamente en ese
contexto donde es cada vez más importante que exista una transparencia
absoluta sobre la propiedad de los medios. Por eso, cuando algunos
de estos nuevos conglomerados pertenecen a inversores extranjeros,
radicadas en paraísos fiscales que impiden conocer su verdadera composición
accionaria, se alimentan las dudas del público sobre la requerida
transparencia de los propietarios".
Hay quienes sostienen que el paradigma autoritario y el mito omnipotencial
persisten en la visión de esa "aldea global" que, según McLuhan, estaba
creando el magnate estadounidense Ted Turner al fundar Cable News
Network (CNN) en 1980, la primera emisora de televisión en transmitir
noticias las veinticuatro horas.
McLuhan irrumpió en el mundo intelectual de los años 60 con una serie
de obras y teorías que afectaron intensamente el pensamiento actual
acerca de los diversos temas sociológicos. Y describió la evolución
de la sociedad como el resultado de la transformación de los medios
de comunicación: primero, una etapa prealfabética, necesariamente
oral y en un contexto donde las palabras se sacralizaban. La primera
revolución, según McLuhan, llegó con la invención del alfabeto: el
ser humano se vuelve racional y ese cambio de actitud hace surgir
el conocimiento científico. El tercer paso está dado por la creación
de la imprenta y las posibilidades de difundir los productos del pensamiento.
El libro surge como una forma de actuar sobre públicos muy vastos
y distantes. Y de pronto el hombre dominó la electricidad. Entonces
se produjo el salto de la galaxia Gutenberg a la galaxia Faraday:
los medios de comunicación electrónicos suplieron a las antiguas tecnologías.
Entonces, el mensaje se volvió táctil y los medios se transformaron
en una prolongación de nuestro propio cuerpo: "El circuito electrónico
es más bien la extensión del sistema nervioso central. Todos los medios
electrónicos representaban una extensión de las funciones o los sentidos
de nuestro cuerpo, como lo significaban las antiguas tecnologías mecánicas".
Son los medios y sus transformaciones los que producen los verdaderos
cambios. Los contenidos de los mensajes intercambiados por los hombres
importan menos que los vehículos utilizados para esos intercambios.
McLuhan siempre insistió en que los modernos sistemas de comunicación
colocan al hombre en un trance en el que sólo es posible la captación
social de la información. Por lo tanto, el hombre se volvería cada
vez menos individualista y más partícipe del conjunto de sus congéneres,
en ese mundo reducido por el avance de los medios: la aldea global.
(McLuhan, 1995, pág. 85).
Las transformaciones políticas, económicas y tecnológicas contribuyeron
a modificar la fisonomía de la televisión argentina. La década de
1980 se caracterizó por la transformación tecnológica y económica
de la industria de las comunicaciones, el cambio en los medios masivos,
en la relación de los públicos y en los consumos culturales. En el
campo de la televisión, la difusión de sistemas de distribución por
cable, la televisión codificada, el control remoto, el video, la transmisión
vía satélite, la comprensión digital, la fibra óptica, las aplicaciones
futuras de la televisión de alta definición, la televisión interactiva,
internet, cable óptico, ciberespacio, ordenador multimedia, autopistas
de la información, satélites de difusión directa, banda ancha, decodificadores
digitales, realidad virtual, teletrabajo, edición y periodismo electrónico,
pay per view, fútbol a la carta, televenta, Hollywood on line, CD-ROM,
videodisco, banco de datos, telebanco y las tendencias actuales a
la convergencia entre telecomunicaciones y televisión, modifican las
condiciones de producción y distribución de información y el entretenimiento,
aumentan la posibilidad de la pantalla doméstica de ofrecer servicios
interactivos, generan la aparición de nuevos hábitos de consumo audiovisual.
En este sentido, la pantalla se transforma en el centro de la cultura
doméstica.
Actualmente, en los medios de comunicación se da un fenómeno de saturación
en la utilización del llamado audiotexto. Producto de la tecnología
que desembarcó en 1994, pero que recién en 1997 se convirtieron en
un negocio millonario de la mano de Susana Giménez, quien fue la precursora
de un fenómeno que se extendió rápidamente a veinte ciclos televisivos,
cable y radio, que repercute en los juegos de azar, y el debate se
ha planteado. Un sin número de programas a través de los llamados
telefónicos.
La magnitud de estos cambios se refleja en la importancia económica
que adquiere el sector de las comunicaciones en la década de 1980
y en los movimientos constantes de expansión protagonizados por las
empresas líderes de prensa y audiovisual. Los nuevos grupos que nacen
en esos años, abarcan el sector de medios de comunicación (diarios,
revistas, radio, emisiones y redes de televisión, distribución por
cable, agencias informativas), otras ramas de la industria cultural
(producción de cine y de programas de televisión, edición de libros)
y se introducen, en algunos casos, en el sector de las telecomunicaciones
(telefonía y satélites).
Aparecen grupos multimedios de dimensiones desconocidas hasta ahora,
con altos niveles de facturación, un ritmo de crecimiento muy elevado,
muy diversificados en el campo de la producción cultural, y que acentúan
la tendencia a la globalización de la industria cultural y las comunicaciones.
En el mundo, el cambio en las telecomunicaciones vino acompañada por
la digitalización, un factor que permite integrar distintos servicios
como telefonía, transmisión de datos, etc., que pueden ser canalizados
a través de una red de tipo global.
En función de los nuevos productos y servicios habrá un mayor incremento
del tráfico de telecomunicaciones y ya han aparecido en escena algunos
como la telemedicina, teleeducación, trabajo a distancia, etc.
La telefonía móvil en la Argentina, también tiene una gran potencialidad
y comenzó a multiplicarse a partir de la vigencia del sistema "paga
el que llama". La televisión por cable está ingresando al mercado
de las telecomunicaciones, a partir del progreso de la interactividad
y que el cliente pueda, desde su hogar, pedir o utilizar servicios
nuevos o especiales.
La consolidación del mercado global a partir del papel omnipresente
de las telecomunicaciones, la revolución de la tecnología y la búsqueda
anticipada de posiciones estratégicas son los motores de estos movimientos.
En nuestros días hay diversos ejemplos de vulneraciones en lo que
a revolución informática respecta, tal es así que en la última década
aparecieron los piratas (conocidos como hackers) que se dedican a
espiar, hacer modificaciones, robar información y hasta destruir el
sistema de las computadoras. Otro ejemplo es el de las cámaras ocultas
utilizadas en algunos noticieros televisivos y las escuchas telefónicas,
es tan avanzado el sistema de telefonía que hasta se pueden utilizar
los celulares o teléfonos (sin necesidad de que tenga un micrófono
incorporado) reprogramándolos desde un control remoto como micrófono,
de manera que se pueden grabar las conversaciones.
Las innovaciones en las telecomunicaciones están hoy en un punto en
el que casi se podría decir que hay que barajar las cartas y dar de
nuevo. El punto es que en esas tecnologías prometen comunicaciones
cada vez mejores, cada vez más universales y más baratas, hasta el
punto de obligar a una revisión de conceptos tales como exclusividad
y monopolios naturales o legales.
Las ventajas de las nuevas tecnologías
Una de las ventajas de las nuevas tecnologías de la comunicación radica
en el enorme aumento conseguido en la capacidad para generar, almacenar,
procesar, transmitir y recibir información. El tremendo desarrollo
de los sistemas de comunicación por radio, TV y cable ocurrido en
los últimos años, ha sido sencillamente sensacional. Sin embargo,
la fusión de las computadoras y las telecomunicaciones dando lugar
a las redes de redes (Internet, para citar una de ellas), constituye
una verdadera revolución en las comunicaciones, comparable al desarrollo
de la capacidad de hablar, la introducción de la escritura o la invención
de la imprenta. En la Aldea Global, McLuhan señala las consecuencias
del uso de las nuevas tecnologías, "la revolución de la computación
en la comunicación es mayor que la de la rueda en cuanto a su poder
para reformar la perspectiva y la organización humana". (The Global
Village, 1989).
Algo muy importante a destacar en nuestros días es la flexibilidad
y oportunidad de elección de los medios a la hora de suministrar un
servicio, debido al espectro posible que nos ponen por delante las
nuevas tecnologías. Vale decir que para difundir un programa de televisión,
por citar un servicio, hoy podemos elegir desde la tradicional antena
sobre tierra, a un sistema satelital, o de cable, o si se desea se
puede grabar el programa y transmitirlo en un paquete por correo electrónico.
Esta diversidad también funciona de otra forma, ya que tradicionalmente
el televisor se usaba con la única finalidad de recepcionar emisiones
de televisión, pero actualmente se han añadido las recepciones de
cable, satélites, de video-juegos, etc. Y es en combinación con las
líneas telefónicas que este servicio se puede suministrar ahora en
dos direcciones, dando lugar a la televisión interactiva.
La posibilidad de combinarse para integrar servicios que antes estaban
separados, otra importante característica de las nuevas tecnologías,
lleva a una tendencia convergente, buscando la creación de redes integradas
capaces de portar cualquier tipo de mensaje para su transmisión y
recepción en la forma deseada.
Si las decisiones son tomadas de acuerdo a lo que es económicamente
posible y socialmente deseable, la parte que causa menor dificultad
es la técnica.
Hoy las nuevas tecnologías son capaces de contemplar todas las tendencias,
desde las que integran configuraciones complejas, conexiones satelitales,
concentradoras de sistemas de comunicación regionales o internacionales,
hasta por oposición las que tienen patrones de uso individual, donde
el usuario puede acceder en forma personal a bancos de datos o sistemas
de información, para sus propios fines específicos.
Las transformaciones que produjeron las nuevas tecnologías han posibilitado
la emergencia de nuevos patrones, en donde encontramos los servicios
tradicionales que combinan con otros nuevos, en formas y usos híbridos,
desafiando las características preestablecidas. La fusión del teléfono
con el televisor, da lugar al videófono; la carta que enviábamos por
correo se ve superada por el uso del fax o los mensajes grabados;
el cine llega a nuestra casa y la videocinta lo hace al cine. Tradicionalmente
la radio fue utilizada por las masas y el teléfono para la comunicación
entre dos personas, ahora ambos servicios los usan grupos más o menos
nutridos. La noticia escrita o la foto dejan de tener un sustento
físico, y pueden fluir de un lado a otro del planeta para desplegarse
en una pantalla en instantes solamente. La combinación del teléfono,
la televisión y la computadora nos ofrece una serie de servicios sin
precedentes al ponernos por delante el desafío de la comunicación
por medios informáticos.
Las comunicaciones electrónicas han creado un nuevo ambiente de comunicación
transformando el contexto global de la vida económica y cultural.
Estas nuevas tecnologías electrónicas también se consideran tecnologías
del conocimiento y de la organización, pues ejercen un profundo impacto
en la sociedad y en la organización de nuestras actividades.
Resulta difícil hablar hoy de viejos y nuevos medios, cuando la tendencia
natural es hacia la convergencia de un único sistema de información
y comunicación.
Como resultado de las recientes transformaciones ocurridas con la
inclusión de las nuevas tecnologías de la comunicación en los sistemas
de información, la comunicación mediante la computadora (CMC) rápidamente
se ha convertido en uno de los temas de mayor interés para los investigadores
de las ciencias de la comunicación en todo el mundo.
La CMC se ha tornado el mayor medio de comunicación humana, particularmente
entre y dentro de organizaciones, aunque un número cada vez mayor
de personas se está comunicando mediante redes de computadoras fuera
de un contexto de organización formal.
El área de las ciencias de la comunicación comprende el análisis de
fenómenos tan amplios como el estudio de los códigos de comunicación
que dominan los integrantes de las redes, los efectos que se desprenden
de la misma participación de los individuos en los procesos de comunicación
mediados por computadoras, el desplazamiento hacia nuevas formas de
información entre organizaciones, la configuración de novedosos espacios
públicos introducidos por la red de redes en la sociedad, la efectividad
alcanzada por las organizaciones que han incorporado Internet a sus
sistemas de comunicaciones electrónicas, el desarrollo de nuevas formas
de solidaridad social y el diseño de nuevas estrategias de relaciones
públicas a través de las nuevas tecnologías con que cuenta la moderna
organización. Las redes de computación ofrecen la posibilidad de desarrollo
y estimulación, un contexto cooperativo para las personas que interactúan
a través de ellas. Pero es la calidad del diálogo en la red y no la
velocidad del medio lo que juega un factor determinante.
Desde su creación, las redes han dado lugar a un nuevo espacio social,
donde para muchos es una parte integral de la vida profesional, para
otros de negocios, intelectual o social. Cualquiera sean las redes,
los usuarios comienzan a experimentar experiencias comunes como parte
del entorno social. Este espacio social, donde cada uno se conecta
con cada uno, es el lugar de reunión. Es un lugar para conocer otra
gente, para reunirse a hacer negocios, para colaborar en tareas, organizar
proyectos, establecer diálogos personales, etc.
Los artistas están logrando que el hombre medio comprenda de forma
más inmediata los marcos que delimitan el mundo digital, no lineal.
El valor de la era digital se presenta como el valor metafórico de
los medios, donde la computadora y las redes de telecomunicaciones
son una prolongación directa de nuestro cerebro y el sistema nervioso.
En ellos encontramos una relación mucha más honda con nuestra condición
humana que el antiguo ambiente natural.
Internet puede entenderse simplemente como una extensión de los clásicos
medios de comunicación, pero lo radicalmente diferente es el imaginario
social que decide las formas de apropiación tecnológica.
Las producciones experimentales que nos entregan los nuevos medios
también tendrán la fuerza de transformar a los medios clásicos de
comunicación, muy especialmente al propio lenguaje y a los contenidos
de la televisión.
Este complejo sistema nervioso, informativo y comunicativo compuesto
de imágenes, textos y sonidos que fluye hoy entre millones de usuarios
ha formado un contexto social donde también se ha establecido un propio
lenguaje de red.
Los espacios sociales que se forman en las redes, independizan el
lugar desde donde se establece una comunicación, expandiendo el vecindario
a proporciones globales. Las redes habilitan a las personas a establecer
lazos sociales, de trabajo, o de estudio independientemente de donde
estén o quienes sean. De esta forma nos dan otras alternativas, trascendiendo
limitaciones geográficas, las redes son rápidas y de bajo costo, lo
que hace muchas veces evitar el inconveniente de viajar. Muchos también
han encontrado en el correo electrónico, un nuevo sentido de su compañía,
habiendo desarrollado sentimientos de pertenencia a la organización,
sintiéndose más integrado a ella.
La necesidad de los seres humanos de comunicarse y desarrollar nuevas
herramientas para hacerlo, forma la historia de la civilización y
la cultura. Las redes de computadoras son desarrollos recientes que
inmediatamente fueron adoptadas por la gente para la comunicación
dentro de los nuevos espacios que generan las redes mundiales, para
la interacción social, laboral y educacional. Las redes mundiales
nos ofrecen un nuevo espacio para que la gente se conozca prometiendo
nuevas formas de discurso social y comunidad.
Las últimas décadas han supuesto importantes transformaciones del
paisaje televisivo y audiovisual mundial, con el satélite como auténtico
caballo de Troya de la liberalización. Pero en ese ámbito global se
dibujan flujos multidireccionales a partir de las grandes regiones
del país. A finales de los años 70 comenzó a producirse un cambio
radical en los sistemas de televisión de todo el mundo. Esta transformación,
como elemento integral de los diversos y complejos fenómenos que suelen
incluirse bajo el término "mundialización", ha obligado a Occidente
a enfrentarse con las culturas televisivas de las regiones más periféricas
del mundo. "Los modelos geopolíticos cambiantes dentro del sistema
mundial, muy especialmente el desmantelamiento parcial de las fronteras
nacionales en Europa, la desaparición del comunismo y el auge de las
economías asiáticas, son fenómenos que están teniendo un profundo
efecto sobre las ecologías culturales y la consiguiente receptividad
de muchas regiones del mundo con respecto a las influencias culturales,
entre ellas las nuevas fuentes y géneros de televisión. Paralelamente,
y en relación con lo anterior, en los últimos diez años hemos presenciado
importantes cambios en las culturas televisivas de numerosos países,
a medida que la innovación tecnológica, los realineamientos industriales
y los cambios en las filosofías reguladoras comenzaban a crear un
nuevo paisaje audiovisual". (De Fleur, 1993, pág. 441).
Al frente de los cambios tecnológicos relacionados con la televisión
ha estado el satélite, que suprimió las distancias y permitió por
primera vez la conexión de nuevas comunidades de telespectadores de
territorios apartados. La capacidad de la distribución por satélite
para transgredir las fronteras ha sido suficiente para que los gobiernos,
que en otras condiciones solían ser reticentes, se animen a permitir
una mayor comercialización y competencia internas.
Un factor común al cine, la televisión y el video comerciales es la
intensificación del mundo de las imágenes para elevar el potencial
de percepción y asegurar la recirculación del producto cultural.
La televisión global, con cientos de canales disponibles y las más
diversas temáticas, con horario abierto y bajos precios promedio,
puede ser para muchos un sueño fantástico, propio de la cultura postmoderna.
Las redes interactivas complementan ahora la posibilidad del entretenimiento
más diverso, incluidos los hobbies, apuestas y juegos participativos.
La vida se incorpora así a una nueva dinámica de cambio constante
y espectacular, atractivo, sin salir del hogar, donde los deseos se
cumplen con oprimir un botón. Sin embargo, la superabundancia de imágenes
y servicios afines puede representar una amenaza cultural, proporcional
a su capacidad de distribución y comercialización. El reinado de este
mundo seductor, imaginario y enajenante, se expresa en la exportación
mundial de filmes, videos y programas de televisión norteamericanos.
Umberto Eco en el libro "Apocalípticos e Integrados" expresa que "...si
bien la televisión constituye un puro fenómeno sociológico, hasta
el presente incapaz de dar vida a creaciones artísticas verdaderas,
aparece sin embargo, como fenómeno sociológico precisamente, capaz
de instituir gustos y tendencias, de crear necesidades, esquemas de
reacción y modalidades de apreciación, aptos para resultar, a breve
plazo, determinantes para los fines de la evolución cultural, incluso
en el campo estético". (U. Eco, 1995, pág. 311). Al mismo tiempo Eco
define la televisión como "servicio" constituyendo así un fenómeno
psicológico y sociológico ya que permite que imágenes sean transmitidas
sobre una pantalla de dimensiones reducidas para un público que se
halla en determinadas condiciones sociológicas y psicológicas, distintas
a las del público de cine. Se entiende como un "servicio" ya que es
un medio técnico de comunicación a través del cual se pueden dirigir
al público diversos géneros de discurso comunicativo.
Al finalizar el siglo XIX los nuevos medios de masas -periódicos,
libros y revistas- estaban produciendo cambios importantes en la condición
humana. El sociólogo Charles Horton señaló cuatro factores que convertían
a esos nuevos medios en más eficaces en términos de expresividad,
en cuanto contenían una amplia gama de ideas y de sentimientos; permanencia
del registro, o sea una superación del tiempo; rapidez por la superación
del espacio y difusión por su acceso a todas las clases humanas. "La
nueva comunicación de masas representó una revolución en todos los
niveles de la vida: en el comercio, la política, la educación y hasta
en la sociabilidad". (De Fleur, 1993, págs. 46-47).
Con la aparición de la prensa de masas, comenzó a aumentar el ritmo
de la actividad comunicativa humana. El cine se convirtió en una forma
de diversión familiar. Ello seguido en la década de 1920 por el avance
de la radio hogareña y en la de 1940 por los comienzos de la televisión
doméstica. "Cada nuevo medio aportó un recurso por el que podrían
provocarse cambios importantes de la organización de la sociedad y
en la acumulación de la cultura. La entrada del periódico, del receptor
de radio y del aparato de televisión en el hogar del ciudadano común
representa un cambio tecnológico que tiene, para la gente común, un
significado más importante que los mayores logros en la vanguardia
de la ciencia. Mientras los satélites y otros vehículos surcan el
espacio podemos perder de vista el hecho de que tales logros son ajenos
a las actividades cotidianas de una mayoría de nosotros. El televisor
es un recurso tecnológico que produce un impacto inmediato y directo.
El televisor y los demás medios son innovaciones en cuyo derredor
los seres humanos organizan sus vidas de diferentes modos, debido
justamente a su presencia". (De Fleur, 1993, págs.48-49).
El público estaba familiarizado con el cine, y su emisión por televisión
no suponía ninguna dificultad para el espectador. Por estos motivos,
se previó que sería escasa la resistencia pública al nuevo medio.
El receptor de televisión se convirtió rápidamente en un símbolo de
status social. La definición del receptor como un lujo y como un símbolo
de status social llevó a la ocasional indignación pública cuando se
advirtió que ciertas personas que vivían de los servicios sociales,
o de alguna otra forma de caridad, poseían televisores.
La llegada del cable dañó la red de emisoras. La emisión televisiva
sobrevivía pero la competencia del cable era innegable. Uno de los
temores era que el cable pudiera crear un público al modo de las revistas
de nuestros días.
Tanto la gente ligada a los negocios como los estudiosos de la comunicación
tratan de entender por qué algunas tecnologías se desarrollan con
éxito como sistemas de comunicaciones de masas mientras que otras
nunca llegan a afirmarse en el gusto del público. También intentan
averiguar cuáles son las condiciones que hacen que la adopción sea
en unos casos rápida y en otros lenta. El teléfono y la prensa tardaron
mucho tiempo en desarrollarse, mientras que el cine, la radio y la
televisión se extendieron rápidamente.
El viejo refrán "la pluma es más poderosa que la espada", aquellos
que controlan los medios de comunicación de los cuales dependemos
para construir nuestras realidades subjetivas pueden también controlar
nuestro comportamiento.
Juan Antonio Giner, director de Innovación Periodística Consultores,
de la Universidad de Navarra sostuvo que "información y entretenimiento
se han convertido en la nueva materia prima de todos los negocios".
Y luego para delimitar el nuevo mapa de estos negocios señala 10 megatendencias
sobre las empresas informativas del futuro.
1. Digitalización. La distinción entre medios impresos y audiovisuales
carecerá de sentido. Todos los medios serán electrónicos. El futuro
es mucho más incierto para la radio y la televisión convencionales
que para los diarios y revistas. Aquéllas siguen ancladas en tecnologías
analógicas, mientras que los medios gráficos ya están digitalizados.
Hoy un diario es más electrónico que una emisora de televisión. Al
periódico le falta encontrar la solución tecnológica que lo libere
de un sistema de distribución física, pero salvo ese cuello de botella
final, todo el resto de su proceso informativo está digitalizado.
2. Personalización. La rebelión de las audiencias ante la programación
estandarizada es un hecho clamoroso. El diario se convierte en un
periódico "a medida". Ya no basta con que la revista sea especializada;
deberá ser una publicación "individualizada". La radio y la televisión
ya no son medios con "prime-time", sino con "my-time" (programación
de acuerdo a los intereses y necesidades del receptor).
3. Interactividad. Los nuevos medios facilitan el diálogo, la transacción,
el debate y el cuerpo a cuerpo. La interactividad es una revolución
democratizadora de los medios, con una dimensión planetaria hasta
ahora desconocida. Internet es un ejemplo de la virtualidad comunicativa,
donde esta mensajería de ida y vuelta abrirá nuevas fórmulas para
anunciantes y publicitarios.
4. "Mentefactura". Venimos de un mundo de manufactura, pero vamos
hacia negocios de "mentefactura". Las empresas informativas serán
"refinerías informativas"; auténticas bodegas digitales, en las que
lo importante será el vino, no la botella. Hay redacciones que sirven
los datos crudos, y otras que dominan el arte de elaborar la información.
La ventaja competitiva por excelencia de los medios será la capacidad
de "refinar información", valor añadido que se medirá según el "octanaje
final" que los profesionales -por lo general, periodistas- sean capaces
de obtener a partir de una materia prima que es común a casi todos.
Consecuencia: hay que invertir más dinero en redacciones y recursos
informativos.
5. "By-Pass". Mueren los intermediarios. El periodista informa directamente
al público. La información y el entretenimiento ya no están mediatizados
por los marchands de turno. Leo, veo, oigo, compro y juego cuándo,
dónde, cómo, qué y cuánto quiero. No necesito programadores.
6. "Infotainment". Estamos en la era de la información, pero vamos
hacia la era de la imaginación. Hoy los medios de comunicación de
masas se dedican más al entretenimiento que a la información. Las
empresas periodísticas han vivido demasiado tiempo de espaldas al
ocio y al tiempo libre de su público. El reto es claro: hay que hacer
interesante lo importante, e informar entreteniendo, sin trivializar
ni hacer sensacionalismo.
7. Sinergia. El "corazón digital" de todos los nuevos negocios de
información y entretenimiento, hará posible lo que nunca consiguieron
las políticas de diversificación multimedia de los viejos conglomerados
periodísticos. Un periodista debe saber que ya nunca más trabajará
para "un medio", porque todos los medios serán multimedios. Al periodista
no le preocuparán las tecnologías que facilitarán la obtención, el
procesamiento, el archivo o la distribución de la información. Esas
serán tareas rutinarias. Lo importante será la capacidad de seleccionar
e interpretar información, y la creatividad para diseñarla.
8. "Mediamorphosis". Es muy significativo que todavía no exista un
verbo que designe el uso de un CD-ROM o un medio interactivo. Los
medios impresos se leen, los sonoros se oyen, los visuales se ven,
pero ¿y los multimedios interactivos?
9. Vértigo tecnológico. Frente a la lentitud de los viejos mercados
impresos, la experiencia más reciente demuestra que las nuevas tecnologías
se imponen a un ritmo vertiginoso.
10. "Mediasaurios". Si los medios tradicionales están amenazados de
muerte como los dinosaurios del pasado, no hay que preocuparse, porque
tardarán 200.000 años en desaparecer.
Por su parte, Umberto Eco hace mención de la neo TV y para ello primero
destaca la superación de la Paleotelevisión, esta "se hacía en Roma
o en Milán, para todos los espectadores, y que hablaba de inauguraciones
presididas por ministros y procuraba que el público aprendiera sólo
cosas inocentes, aun a costa de decir mentiras. Ahora con la multiplicación
de cadenas, con la privatización, con el advenimiento de nuevas maravillas
electrónicas, estamos viviendo la época de la Neotelevisión" (U. Eco,
1995, pág. 42). Luego de esta introducción Eco enuncia la característica
principal de la Neo TV "que cada vez habla menos del mundo exterior.
Habla de sí misma y del contacto que está estableciendo con el público",
a través del zapping del cual tiene que sobrevivir a ese poder de
conmutación trata de retener al espectador y de la interactividad
por medio de un número telefónico. Es decir que trata de mantener
un feed-back con el espectador como un artilugio más de retener al
receptor.
Con respecto a los programas televisivos pueden dividirse en dos grandes
categorías: 1. Programas de información, en los que la TV ofrece enunciados
acerca de hechos que se verifican independientemente de ella. Puede
hacerlo de forma oral, a través de tomas en directo o en diferido,
o de reconstrucciones filmadas o en estudio. Los acontecimientos pueden
ser políticos, de crónica de sucesos, deportivos o culturales. En
cada uno de estos casos, el público espera que la televisión cumpla
con su deber: a) diciendo la verdad, b) diciéndola según unos criterios
de importancia, c) separando la información de los comentarios.
Eco manifiesta que se acusa a la TV cuando se cree que privilegia
ciertas noticias en detrimento de otras, o que omite quizás otras
consideradas importantes, o que sólo refiere algunas opiniones excluyendo
otras.
También se destacan los programas de fantasía o de ficción, habitualmente
denominados espectáculos (dramas, comedias, óperas, películas, telefilmes).
Se juzga aberrante el comportamiento de quien toma la ficción por
realidad. Se admite que los programas de ficción vehiculan una verdad
en forma parabólica.
A modo de resumen Umberto Eco advierte que "estamos hoy ante unos
programas en los que se mezclan de modo indisoluble información y
ficción y donde no importa que el público pueda distinguir entre noticias
"verdaderas" e invenciones ficticias".
Para terminar, podríamos decir que, en contacto con una televisión
que sólo habla de sí misma, privado del derecho a la transparencia,
es decir, del contacto con el mundo exterior, el espectador se repliega
en sí mismo. Pero en este proceso se reconoce y se gusta como televidente,
y le basta. Vuelve cierta una vieja definición de la televisión: "Una
ventana abierta a un mundo cerrado". Pero, ¿qué mundo descubre el
televidente? Redescubre su propia naturaleza arcaica, pretelevisiva
y su destino de solitario de la electrónica.
Durante mucho tiempo, el tratamiento de la información era ilustrado
por el esquema de la complementariedad de los medios de comunicación.
La radio anunciaba, la televisión mostraba y finalmente, la prensa
explicaba; cada uno tenía definido su rol en la cadena del tratamiento
y difusión de la información: la radio o la primicia del acontecimiento;
la televisión o la ilustración mediante la imagen; la prensa escrita
o el análisis en perspectiva de la actualidad. La lógica editorial
de los noticieros televisados se inspiraba a partir de las decisiones
y jerarquías establecidas por la prensa escrita.
La competencia desenfrenada de los años ´80 ha cambiado por completo
esta regla. Es la televisión la que arma la primera plana y decide
las opciones editoriales para el conjunto de la prensa. La inversión
de roles se acompaña de una nueva jerarquización de los eventos. Es
la lógica de la audiencia la que dicta la elección, la jerarquía y
el tratamiento de las noticias. En este contexto, en el que la información
se sujeta a la ley de la audiencia, un gran número de reportajes tiende
a la espectacularización de la realidad. La especificidad de la televisión
como instrumento altamente tecnológico también contribuye al éxito
de ésta con respecto a los otros medios.
Lic.
Silvina Torre.
Analista en Medios de Comunicación. Periodista.
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