| CUIDADO
CON LA "POSIBILIDAD ÚNICA"... A PROPÓSITO
DEL LIBRO SER DIGITAL |
El totalitarismo puede asumir
las más variadas formas.
A veces, incluso, se presenta muy seductoramente. En otras oportunidades
se proclama como el único camino a seguir para el avance seguro del
total de la humanidad. Pero lo más peligroso del totalitarismo está
dado cuando, en muchos casos, está teñido por las mejores intenciones.
Seguramente el fundador y director del Laboratorio de Medios (Media
Lab) del Massachussets Institute of Technology (MIT) (Instituto Tecnológico
de Massachussets), Nicholas Negroponte, expone sus verdades con la
mejor de las metas: la más rápida transmisión de "bits", la posibilidad
de que todo el mundo pueda acceder a ordenadores que los comuniquen
con todo el planeta, la mejor calidad en los sistemas de comunicación
y la simplificación en las labores cotidianas.
La visión que Negroponte expone en su libro Being Digital (Ser Digital)
sobre el fututo inmediato que nos deparará el uso de las nuevas tecnologías
(y estamos refiriéndonos a tecnologías que, de tan nuevas, no conocemos
porque en su mayoría aún no existen) es altamente positiva. Lo que
resulta natural, dado que no hay nada de lo que él pueda desconfiar
puesto que su trabajo intelectual y su manipulación de nuevos sistemas
computarizados no dejan lugar al miedo que ocasiona el desconocer
ese universo nuevo... Pero, ¿para el resto de la gente, es igual?
Cuando lamentablemente los índices de desempleo hacen que las brechas
sociales se agranden más y más en toda la superficie del planeta,
cuando los niveles de analfabetismo crecen a la par de la desocupación
y el hambre hace estragos entre los niños del mundo, suena un tanto
ilógico pensar que la tecnología es la solución a todos los problemas
del futuro. ¿De qué sirve solucionar los problemas del futuro por
adelantado cuando los que van a ser sus protagonistas (los niños)
no tienen hoy un presente muy promisorio?
Being Digital es una obra propia de nuestro tiempo. Muy optimista
y altamente informativa, anuncia realidades que, en la mayoría de
los casos, están muy lejos de ser las propias. Es paradójico que se
hable sobre la simplificación en las acciones laborales, o en las
de comunicación, cuando la gente no encuentra trabajo que simplificar
por el simple hecho de que no encuentra trabajo.
Pero lo que más nos alerta es la frase que todos podrán observar en
la portada misma del libro: "El futuro ya está aquí, y sólo existen
dos posibilidades: ser digital o no ser"...
Entonces, no hay más que una posibilidad. Para existir, la humanidad
deberá aceptar el régimen digital, porque es por su bien, porque se
lo pensó para ella, y punto.
Un niño que muere de hambre en África, o en nuestra misma Argentina,
y que no accede al manejo de computadoras ni mucho menos a Internet,
para Negroponte simplemente "no es". No existe. Y a otro tema.
Un abuelo que tiene aprehensión por las máquinas, y no se anima a
jugar con la computadora de su nieto, tampoco existe. Y se acabó.
Gente que no sabe leer ni escribir, y mucho menos conoce los códigos
del mundo digital, tampoco "es". No está dentro del "universo real"
de Nicholas Negroponte.
Visto y considerando que los procesos de difusión de los sistemas
de computación no es tan rápido a nivel mundial como se creyó, o se
quiso hacer creer, en su momento, y por más que precisamente nosotros
valoramos y agradecemos las opciones que la tecnología brinda a los
que tenemos la suerte de poder acceder a ella (sin ella esta revista
digital no existiría, para empezar), no podemos aceptar que el que
no tiene un procesador personal en su casa "no es", del mismo modo
que también respetamos, y querríamos que todos lo hicieran, a aquellos
que no se acercan a la tecnología en computación porque, simplemente,
no les gusta.
El siglo XX que acaba de concluir dio lugar a que la humanidad conociera
ese tipo de afirmaciones maniqueas y, hasta ahora, el seguimiento
de esos lemas no condujo a nada bueno, como nada bueno son tampoco
las reducciones de toda índole.
Por ello, debemos estar atentos: nada que nos quite la libertad de
elegir nuestro futuro, de conducirnos como queramos y de optar por
la forma de comunicación que más nos guste... Nada que nos reduzca,
por más lindo que nos suene, tenemos por qué aceptarlo, si no es lo
que queremos.
Lic. Flavia L. Vecellio Reane.
Analista en Medios de Comunicación.
Docente. Periodista.
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