¿Cuál es el lugar de los
jóvenes en el mundo actual? Interrogante que pertenece a una pregunta
que lo engloba:
¿En qué mundo vivimos?
La respuesta recientemente anunciada por las autoridades educativas
para debatir lo sucedido en el incendio del local bailable, que se
llevó la vida de doscientos jóvenes por irresponsabilidad de distintos
sectores de la sociedad argentina, en las escuelas no está mal, se
trata de reflexionar y comprender la tragedia. Pero ¿para qué? ¿La
sociedad argentina en general, aprende de las tragedias?
En la Grecia antigua el teatro griego representaba, a través del género
trágico, los conflictos y paradojas de la vida humana. Los humanos
vivían desgarrados entre sus deseos y sus resultados, entre el capricho
del destino y la intención humana. Los dioses jugaban con nuestra
especie. En este contexto el teatro griego enseñaba que el desafío
humano consistía en encontrar la mesura personal y el temple necesario
para vivir en el equilibrio precario de lo humano, objetivo imposible
de cumplir sin la mesura política cuyo verdadero nombre era prudencia,
y su capacidad para interpretar los signos de los tiempos (tempus),
para vivir dignamente y convivir con el capricho de los dioses (templo)
y lograr así un buen gobierno de parte de todos (tempor). Todo ello
requería un gran temperamento individual y colectivo para anticipar,
en el mejor de los casos, y conducir en el peor de ellos, las tempestades
que siempre azotan a la humana condición.
Nada de esto sucede hoy, porque la juventud sabe que ella y sus mayores
se hallan en la intemperie, es decir sin el tiempo propio para
vivir, tiempo estratégico (tempus), ni el lugar para sacralizar la
vida (templo), ni la prudencia del gobernante (templor) que somos
todos nosotros y no solo la relativa mediocridad de turno. La República
de Cromañón es una siniestra metáfora de un acontecimiento irreversible.
Pero también es una metáfora y una alegoría de la situación generalizada
de la sociedad contemporánea: degradación e insignificancia de lo
humano.
"Callejeros"(nombre del conjunto de rock que tiene por costumbre tocar
con el acompañamiento de bengalas en recintos cerrados de parte del
público) y "Roqueros sin destino" (título del nuevo disco de ese promisorio
conjunto de rock nacional), son también, signos y alegorías complementarias
del anterior. "Calle" y "sin destino" parecen ser el lugar de los
jóvenes de hoy, al menos ellos así lo señalan. Los otros nombres de
esta situación son: intemperie (calle) y ausencia de futuro ("roqueros
sin destino"). El futuro que heredamos de la sociedad moderna (construido
tanto por izquierdas o derechas, hoy términos intercambiables) es
una ruina. Los jóvenes lo saben. Sus padres vivieron el final de una
opción ilusoria: el futuro asegurado y "sin riesgo" (sólo había que
elegir entre el paraíso helado del Oeste o el festín interminable
del Este) de la sociedad moderna. Se nos decía que sólo bastaba con
portarse bien y todo, a la larga se cumpliría según lo planificado,
salvo raras excepciones fáciles de omitir. Hoy la excepción es la
regla y todos somos omitidos. Ejército de menesterosos y excluidos,
escombros de valores y modelos de vida, educación descontextualizada
y desorientada en medio de los fragmentos curriculares, niños de la
guerra, irresponsabilidad social empresarial, indi-gestión del conocimiento,
pedofilia creciente en los países "desarrollados", hipocresía tecnocrática
de la ética y el desarrollo, hambre por doquier, narcisismo y omnipotencia
delirante de los que más tienen, ceguera mediática, SIDA y desasosiego.
En fin, fuego, horror y furia en el siglo de la Revolución Científica
y Tecnológica, de las teorías del desarrollo y la agricultura intensiva.
Un mundo "sublime" diría un intelectual recién caído de su torre de
marfil. Uno de los aspectos de lo sublime para la estética burguesa
es ese sentimiento de horror que el espectador sufría frente a la
contemplación sin riesgo de una catástrofe, sentimiento combinado
con otro consistente en una especie de satisfacción por parte del
espectador que se hallaba en un sitio seguro contemplando la tragedia
de los otros. Pero lo que nos dicen las metáforas de la República
de Cromañón y los familiares de los jóvenes fallecidos o heridos para
siempre, es que hoy no hay para nadie, un lugar y un tiempo seguro
desde donde contemplar desinteresadamente el dolor y el sufrimiento
de los "otros". El "otro" es "nosotros" todos estamos a la intemperie,
incluso si vivimos en un country o en una localidad pequeña y alejada
dedicada al almacenaje de soja y cosechar riqueza para hoy y hambre
para mañana. La barbarie ancestral (Cromañón) y la barbarie tecnocrática
de expertos y dirigentes indolentes, combinadas, nos conducen a lo
"sublime" planetario.
Esto los jóvenes lo saben, y les desespera escuchar el discurso autista
de los adultos que siguen repitiendo los mismos discursos de siempre
"un esfuerzo más y llegamos", "nunca más", "síganme, ..." y "persevera
y triunfarás", el joven hoy siente que todo esto es una invitación
a ser carne de cañón, sin embargo su desesperación y nihilismo o lo
conduce a buscar una fuga en el "no lugar" de las drogas o tal vez,
algo más extraordinario para aquellos que no pertenecen todavía al
ejército de los excluidos, a trabajar, estudiar, amar, producir y
buscar un cambio a pesar de todo y ser "roquero sin destino".
Hoy los líderes juveniles saben que la política debe ser como la salud,
un sistema, un tejido inteligente de estrategias para resistir a la
muerte, y no un mercado de recetas y fármacos para administrar la
catástrofe. Pero esa política es la que debemos articular entre todos
y a pesar de todo, al menos la literatura de todos los tiempos así
lo señala, siguiendo la línea de que los sentidos profundos de
la vida son posibles cuando hay un equilibrado y real cruce entre
nuestro tiempo estratégico (el tempus de todos los días), el
lugar donde podremos hacerlo en presente-futuro de nuestras ciudades
(templo) y que podamos articular lo que un verdadero régimen democrático
necesita para perpetuarse, un buen co-gobierno (tempor), entre gobernantes
y gobernados.
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