¿VÍCTIMAS ó CÓMPLICES? Una cuestión acerca del Reality Show
|
Por: Lucrecia Pérez Orué |
Ningún otro producto televisivo dejó al descubierto tantas miserias humanas como los reality shows, porque más allá del entretenimiento que la mayoría buscaba, encontraba otros patrones que rigen la conducta humana. Pero si miramos un poquito más allá, veremos que lo que se expone delante de una cámara no es lo único que se ve, sino también los criterios, los valores, de quienes se encuentran detrás de ellas y de los televisores.
El mejor ejemplo que podemos tener en cuenta es la película "The Truman Show", en la cual se ve perfectamente la forma en la que la intimidad de las personas es violentada por los medios de comunicación. En esta historia, la actitud que toma el canal de televisión nos parece terriblemente repulsiva, pero lo cierto es que estos programas existen porque el público lo demanda. Entonces, ¿quiénes son los responsables más directos de los productos que vemos en la televisión: quienes lo fabrican o quienes lo consumen?
Otra película que podemos mencionar como ejemplo para ver hasta dónde llegan los límites de los medios y la complicidad del público es "15 minutos", con Robert de Niro quien interpreta a un famoso y muy querido policía. Cuando llega la hora de su muerte, éste, es filmado por sus victimarios, quienes luego ofrecen el video a los canales de televisión. Hay quienes lo rechazan por lo repulsivo, pero hay quienes sólo ven en esa cinta más puntos de rating y deciden transmitirlo.
Esa necesidad innata del ser humano de querer saber siempre más ha llevado a los medios a informar todo, desde los actos de gobierno hasta saber si Thalía se quitó o no una costilla. Entonces llegamos a la conclusión de que la vorágine en la que nos encontramos inmersos es tal que no únicamente se transmite como noticia un hecho que realmente tiene peso como para serlo, sino que caemos en notas banales para poder saciar el consumismo desmedido del público.
En éste querer ver más allá, o querer llegar más lejos que la competencia para obtener un mayor rating, los límites, valores o principios se desvirtúan y solo queda en manos de ese mismo público exigente el saber seleccionar los medios o programas que realmente valen la pena de aquellos que es preferible dejar que corran por las cañerías.
Lucrecia Pérez Orué |
|