AL PAÍS AL QUE FUERES, COME COMO VIERES Por Lic. Flavia Lorena Vecellio Reane
¿Con las manos, con cuchillo y tenedor, o con "palitos chinos"?
La Mesa del Emigrante
La Cena como acontecimiento social




No sólo los paisajes y los aromas nos hablan de los diferentes lugares que el andariego puede visitar.
Las comidas y el ritual de compartir una mesa nos pueden aportar mucha información sobre las costumbres que hacen a los distintos destinos de un viaje.

Cuando tenemos recuerdos de un viaje, entre ellos seguro encontraremos uno en particular: el momento de las comidas. Este recuerdo trae otros a nuestra mente... ¿Dónde fue que comimos? ¿Con quiénes comimos? Y, por supuesto, ¿Qué fue que comimos?...
Tal vez fue en un hotel, y por ello pudimos elegir un alimento muy similar al que solemos ingerir cuando estamos en nuestro hogar, o en nuestra ciudad. O quizá compartimos la mesa con amigos, y entonces la comida se transformó en una excusa que permitió una charla amena. Sin embargo, el momento en el que el ser humano se alimenta no es un hecho trivial, y puede ser escenario de terribles faltas al protocolo si no seguimos las normas adecuadas a cada momento y a cada lugar. Por ejemplo...
En Occidente es algo habitual y muy popular que un hombre invite a una mujer a cenar, y no es mal visto que ella acepte la propuesta. Pero ¿sabías que en muchos, muchos sitios las mujeres y los hombres no compartirán jamás el ritual de alimentarse juntos? En Corea, las mujercitas servirán los platos a los hombres, pero se retirarán para comer en una habitación con los niños; mientras que los hombres se alimentan juntos, arrodillados ante mesas individuales. Estas mesas serán ubicadas según sea la posición que cada uno de ellos ocupe en la familia, o el rango social que ostente, en caso de que sea una comida pública... Te contamos una "indirecta" coreana para dejarte fuera de la cena: no te ponen tu mesita individual. Así, si sos un pariente poco respetado de los hombres, tendrás que comer en otro lado.
Para los coreanos no es de "buen gusto" charlar mientras se come. Si querés hablar, en Corea, tendrás que esperar a la hora del Té, porque para ellos (y no creo que estén tan errados) la comida está hecha para ser saboreada con atención.
La antropóloga Judith Goode cree que el origen de estas normas se remonta a las épocas de la dinastía china Chou, de hace más de 2200 años, y que en ellas se encuentra la influencia del filósofo Confucio. Sucede que por esas fechas se había incrementado el hábito de ofrecer grandes banquetes, en los que había profusión de platos y enorme cantidad de invitados.
A los indios canela del nordeste sudamericano, al contrario que los coreanos, el momento de comer es algo que inhibe la actividad social. Para ellos, la cena o el almuerzo son instantes de demasiada inmovilidad... Ellos son inquietos, les gusta bailar, cantar... Por esta razón, las familias comen lo más rápido que pueden, acuclilladas y sin protocolo alguno: no preparan la ocasión. Consumen la comida cuando la consiguen.
En un tiempo, en la India la jerarquía del sistema de castas era el que definía cuál sería el plato a servir, quién lo prepararía y con quiénes se compartiría el ritual de la comida. Eran las castas más bajas las que tenían mayor predisposición a alimentarse con gran variedad de alimentos.

¿Con las manos, con cuchillo y tenedor, o con "palitos chinos"?

Si nos detenemos en los modales a emplear al momento de comer, también nos encontraremos con notables diferencias, según sea la tierra sobre la que estemos parados.
Comer utilizando las manos para tomar los alimentos no queda nada bien en las mesas de Occidente. Pero comer un "pancho" o "hot dog" con cuchillo y tenedor sería exactamente igual de ridículo ya sea que nos encontremos en las avenidas de Nueva York, las "callecitas de Buenos Aires" o en los bulevares de París... Sin embargo, en Occidente, desde la aparición del cuchillo (que es el más antiguo de los cubiertos) y el tenedor, no se nos ocurriría preparar una mesa para cenas o almuerzos sin poner en ellas los utensilios nombrados.
Alimentarse "con las manos" es típico de los países árabes. Por ello, junto con los platos, en las mesas del Medio Oriente podremos ver recipientes que contienen agua. Ellos serán utilizados para lavarse los dedos.
Para los musulmanes, este modo de comer tiene una significación muy profunda... El islámico tomará los alimentos con su mano derecha, y nunca con la izquierda. Es que la mano izquierda es considerada "impura" porque es la que se utiliza para realizar la higiene personal. De allí que el castigo de cortar la mano derecha sea mucho más terrible de lo que, en primera instancia, nos podría parecer.
Otros que utilizan sólo la mano derecha para servirse la comida son los tobelos, nativos de la isla Halmahara de Indonesia. Ellos introducen en su boca el alimento con un leve golpe del pulgar.
Hacer malabares para comer... Muchos creen que los habitantes de las tierras del Lejano Oriente eso es lo que hacen cada vez que se deciden a llevarse algún comestible a la boca. Comer utilizando los famosos "palitos chinos" puede ser una experiencia desesperante, capaz de ponerte en ridículo, y llena de posibilidades de hacerte perder el control de tus nervios, o de tentarte de risa. Pero hacerlo con propiedad es sumamente elegante, además de ser un logro digno de ser descripto con un "¡Prueba Superada!.
Para "hacer el ensayo" de comer como en el Cercano, Medio y Lejano Oriente hoy Buenos Aires te ofrece la posibilidad de comer en cantidad de restaurantes étnicos, llenos de atractivo turístico para el viajero que cruza el mundo como para el que no le es tan fácil alejarse de su país.

La Mesa del Emigrante

La comida es un modo de comunicar valores sociales. Y los sabores de nuestra nación son parte de nuestra personalidad, como también forma nuestra persona la manera en que nos decidimos a comer.
América toda es tierra de emigrantes. Y Argentina y Estados Unidos son especiales ejemplos de lo que conocemos bajo el nombre de "Crisol de Razas". Por esta razón es que nuestras comidas son tan variadas, y por ella también somos propensos a aceptar platos exóticos con más facilidad que otros pueblos. Sobre todo, cuando comemos fuera de casa.
Pero en el hogar, la cosa es distinta. Y si nuestra familia habita una típica casa de emigrantes, nuestras comidas tendrán mucho que ver con la nacionalidad que nuestros apellidos están comunicando. Es que, como dice la antropóloga Goode, "mantener el régimen de comida habitual se convirtió en un modo de reforzar los valores tradicionales de la familia. Con frecuencia, cada familia elabora su propio estilo culinario, reconocido dentro de su comunidad, y preservando con ello su identidad. Los utensilios de cocina y ciertas recetas se transmiten de generación en generación, con el fin de perpetuar gustos, preferencias y estilo propios de esa familia".
Las familias del emigrante mantendrán hábitos en la mesa, y recetas tradicionales, propios de su país de origen mucho tiempo después de haberse ya aquerenciado en la nueva patria. Es por eso que no es raro ver a mujeres de antepasados italianos, por citar un ejemplo, que continúan preparando comidas pantagruélicas para reunir a la familia en casa... Aún cuando la cocinera sea al mismo tiempo una ejecutiva de alto rango y escasa de tiempo libre por sus empleos "full time".
Una curiosidad es lo que señala Goode, quien indica una analogía entre la evolución del lenguaje y los cambios en las costumbres alimenticias. Estados Unidos incorporó con facilidad la soja cuando esta vino en formato de "hamburguesa". Y la costumbre de comer yogur se hizo más fácil de adoptar cuando se inventó el "helado de yogur".

La Cena como acontecimiento social

Según sea el sitio en el que estés, será un honor o un deshonor que te envíen en busca del alimento para que lo sirvas. Y según sea el restaurante al que vayas será la vestimenta más adecuada para que lo visites... y la cifra de dinero que deberás abonar al final de la comida.
Los acontecimientos familiares de excepción, como matrimonios, bautismos o cumpleaños, serán momentos claves en los que se podrá comunicar, según sea el nivel de preparación del banquete que ofrezcas, cuál es tu status social. Además de que, en ciertas latitudes, puede ser muy apropiado ofrecer una cena luego de un funeral, mientras que en otros será preferible evitarlo.
La posición en la mesa, el mantel que la cubra, los cubiertos que uses, las bebidas que ofrezcas,... Todo será un mensaje que acompañará el plato que sirvas. Pero el protocolo en las comidas es el tema de nuestro próximo encuentro en el viaje que emprendimos hoy.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Resolución recomendada 800 x 600 pixeles
© Copyright 2008 - Flavia Lorena Vecellio Reane
Todos los derechos reservados