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Nació en 1819, en Estados Unidos de América (West Hills, Long Island,
Nueva York), bajo el nombre de Walter, pero se hizo mundialmente
conocido por el diminutivo Walt.
Su formación fue la de un autodidacta, y a los trece años trabajaba
ya como aprendiz de impresor en Brooklyn.
Cinco años después, a los diecisiete, escribía para varios periódicos.
Una vez en el mundo del periodismo se desempeñó como director del
Long Islander entre 1838 y 1846. Luego, en el Dayly Eagle, de Brooklyn,
desde 1946 hasta que lo abandonó, por divergencias entre su pensamiento
y las políticas partidarias (especialmente, el problema de la esclavitud),
en 1848.
Whitman fue un lírico de excepción, y en sus versos se puede apreciar
una original capacidad de intensidad expresiva. Cultivó una modalidad
poética libre, que no se atuvo a las estructuras clásicas.
En su obra él celebra a la Naturaleza y a las ciudades, siendo la
base de su creación un canto a la multitud y a los seres que las
integran. Esta característica le ha valido el mote de "el poeta
de la muchedumbre".
Sus poemas rebosan de entusiasmo por la libertad del hombre y por
los cultos religiosos puros (no protocolares). El trabajo manual
también es admirado por el poeta, por lo que estalla en himnos que
veneran a todos los oficios. Por ello que podemos decir que Whitman
también puede ser recordado como el poeta de los artesanos.
Su primer libro, Hojas de Hierba (Leaves of Grass) fue publicado
a sus treinta y seis años, y dio origen a apasionadas controversias.
Fueron editados por el aporte de su propio dinero y promocionado
entre colegas y críticos contemporáneos de Whitman. La primera edición,
de ochocientos ejemplares, no se supo que obtuviera venta alguna.
Quizá la incomprensión de sus compañeros de ruta fuera la causa
de ello.
La prensa, mundo conocido para Walt, atacó con furia la obra de
Whitman. La consideraban escandalosa por su forma, llena de versos
largos en los que aparecían términos propios de la lengua popular,
muy directos. También el fondo temático de los poemas de Whitman
ocasionó el rechazo de sus pares.
Fue Emerson quien tuvo la lucidez que le permitió entrever la trascendencia
que la obra de Walt Whitman tendría dentro de la literatura estadounidense
y del mundo.
Es a partir de los dichos de Emerson que la vida de Whitman comienza
a confundirse con las sucesivas ediciones que tendrá Hojas de Hierba.
En vida de su autor, Hojas de Hierba fue editado nueve veces. La
última de ellas, en 1892. Pero Whitman, de edición en edición, no
dejó nunca de corregirla y aumentarla. Luego de su muerte, es incontable
el número de ediciones que han visto la luz alrededor de todo el
planeta.
Cuando estalló la Guerra de Secesión, Whitman se presentó en forma
voluntaria para cumplir funciones de enfermero en los hospitales
de Washington. Fue en ese ambiente, y en medio de esas experiencias,
donde surgió la inspiración que le permitió componer Sones de Tambor,
en el año 1865.
Una vez finalizada la Guerra, Walt decidió permanecer en la ciudad
capital del país, para cumplir funciones públicas en la oficina
de asuntos indígenas. Pero su jefe, horrorizado al descubrir Hojas
de Hierba, lo despide bajo la acusación de "tendencia inmoral".
Nuevamente la polémica entra en la vida de Whitman. Ocupa otro cargo
semejante al que tenía en esa oficina, que terminó cuando un ataque
de hemiplejía lo obligó a retirarse, hasta que fallece, en Camden,
Nueva Jersey, en 1892.
El lirismo apasionado y enemigo del saber de los libros de esta
obra representa no solamente un momento de la sensibilidad estadounidense.
Es también una de las definiciones más perdurables de esta característica
del pueblo norteamericano. No por casualidad Whitman es uno de los
poetas más importantes, si no el máximo, de Estados Unidos. Su voz
le canta generosa y con optimismo al Yo, al cuerpo humano, a la
fraternidad y a la democracia igualitaria.
De su producción en prosa, destacamos la que publicó en 1871: Perspectivas
democráticas. Otros títulos del autor son Días ejemplares, Ramos
de noviembre y Canto a mí mismo. En ellos se destaca con más claridad
su fortísima personalidad, que ha influido a grandes hombres de
las Letras que lo tomaron como modelo. Entre ellos, podemos nombrar
a José Martí, Rubén Darío, Federico García Lorca, Miguel de Unamuno,
Octavio Paz, León Felipe y Jorge Luís Borges.
El cubano José Martí dijo, al referirse a Walt Whitman: "El mismo
dice como habla: "en alaridos proféticos". Eso es su poesía".

Whitman marcó a muchos seres con sus poemas, y lo seguirá haciendo.
Quizá hayas visto el film "La Sociedad de los Poetas Muertos", película
recordada por muchos de nosotros. Desde ella, Whitman nos dice:
"Carpe Diem"... Aprovecha el tiempo, andariego, y, como el "viejo
Walt", camina libre por la buena senda.
(Este texto está incluído en el libro Hojas de
Hierba)
Lic. Flavia Lorena
Vecellio Reane.
Analista en Medios de Comunicación.
Docente. Periodista.
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